La astrología apareció en mi vida a los 11 años, cuando mi mamá empezó a estudiarla.
Ella, después de la muerte de mi papá cuando yo tenía 4 años, empezó a buscar respuestas en lenguajes sagrados. Sin saberlo, me estaba abriendo la puerta a un mundo que también iba a ser mío.
A los 17 viví una gran desilusión amorosa: mi primer novio estuvo con una amiga. Con el corazón roto, me mudé sola a la ciudad para prepararme para rendir el ingreso a nutrición. Venía estudiando hacía años, exigida y rígida conmigo misma, tratando de hacer todo perfecto.
Pero unos días antes de rendir, mi cuerpo habló más fuerte: tuve una alergia severa con cierre de glotis. Estuve al borde de la muerte. Nunca me voy a olvidar la sensación de muerte que atravesé en ese momento, aparte de todas las veces que la había atravesado en mi infancia con el Asma. La sensación de no poder respirar. La desconexión de la vida, que me llevó a valorarla y honrarla cada instante hasta hoy.
En ese momento, tuve que soltar todo. Fui a rendir igual, con lo que sabía. Aprobé. Ingresé. Pero algo en mí seguía quebrado.
Me sentía sola, desconectada, con un cuerpo que ya no reconocía como mío.
Y al mismo tiempo… algo dentro de mí empezó a despertar. Empecé a leer, a explorar, a buscar un sentido. Sentía que había algo más, aunque no sabía cómo nombrarlo todavía.
La facultad se me hacía cada vez más cuesta arriba. Pero seguía, cargando mandatos, sosteniendo lo insostenible.
Hasta que un día, hablando con mi mamá por teléfono, me dijo algo que me cambió la vida:
“Hija, hacé lo que te haga feliz. ¿Y si buscás otra cosa para hacer?”
Yo estaba sentada en el balcón del departamento donde vivía.
Y en ese momento, se encendió sola una luz que no funcionaba hacía dos años. Parece un guión de película, algo sobrenatural, pero me pasó en la vida real.
Lo tomé como una señal. Demasiado clara.
Ese lenguaje me llamaba aunque no entendía por qué.
Soñaba con acompañar personas en sus procesos de transformación, con estudiar “esas cosas raras”.
Soñaba… pero me decía: “eso será para cuando me jubile, de grande”.
Y de repente pensé:
¿Y si ese futuro puede ser ahora? ¿Para qué esperar 40 años? ¿Y si ni siquiera estoy viva en 40, ni en 30, ni en media hora?”
Ese día decidí no seguir postergándome.
No fue fácil.
Me llevó tiempo soltar las estructuras.
Me costó enfrentar las voces que me decían que no iba a poder.
Pero lo hice.
Y cada vez que lo recuerdo, se me llenan los ojos de lágrimas.
Porque quizás suene raro decirlo yo…
pero fui muy valiente.
Y honro profundamente esa versión mía que se animó a elegir el alma.
Que, ¿Cómo iba a vivir de la astrología? ¿qué iba a ser de mi futuro? ¿Cómo me iba a sostener? “Mejor recibite, tené el título de nutricionista y después hace otras cosas para integrar a tu profesión” ¿Cómo vas a hacer sin tener un título universitario?
(voces externas, que reflejaban mis creencias interiores) me hicieron retroceder, desconfiar de mí, pensar que mi pasión, mi ser y mi amor, no valían lo suficiente como para poder “sostenerme de eso”.
Pensé que alguien externo tenía más poder que yo para decirme cuál es mi valor, cuál es el “camino correcto” para mí, cuál era la única forma posible para crear mi vida.
Por suerte, o mejor dicho, gracias a esa Mica versión 21 años que se animó a vivir, después de haber estado conectada con la muerte desde tan pequeña, dejé de escuchar esas voces. Las de afuera y las de adentro. Empezaron a sonar más fuerte otras voces, la de mi mamá, que confió en mí antes que nadie, antes incluso de que yo misma lo hiciera. La de mi pareja en ese momento, que también me veía, me hablaba de mi potencial, y me canalizaba mensajes de mis guías para acompañarme.
Empecé a escuchar más fuerte la voz de mi alma, hablándome a través de la vida, momento a momento.
A partir de ahí, cada vez que alguien me decía -o yo lo pensaba- “primero recibite, tené el título, y después hace lo que quieras” mi respuesta era:
“Claro, dale, la paso mal durante varios años más (sin contar todas las veces que ya estuve al borde de la muerte, triste, sola, encerrada, angustiada, deprimida y tanto más), para tener el título, me recibo y PUM me enfermo de cáncer o de lo que sea, y me muero al mes… ¿qué hago con el título? Donde me lo meto? Lo uso para adornar la tumba de quién no se animó a escuchar a su alma?
No, no quiero ser esa.
Y así fue que me animé a vivir.
Que no podría terminar de explicarlas ni en varias páginas.
Parecía que la vida me aplaudía y me gritaba SI!!!!! De muchas maneras diferentes.
También hubo desafíos, CLARO!!!! Y muchísimos. Nunca dije ni diría que el camino fue o es de rosas.
Pero no es lo mismo transitar desafíos que te drenan la energía vital porque estás prostituyendo tu Alma, a transitar desafíos PORQUE ESTÁS SIGUIENDO EL CAMINO DE TU ALMA, lo que amás, lo que te enciende, lo que te da sentido, dirección, propósito.
Así fue, que de alguna manera, la astrología me salvó.
Empezar a estudiarla, fue sentirme comprendida -casi- por primera vez en mi vida. No estaba tan loca, alguien más también veía las cosas como yo. A alguien más le importaba explorar el Cosmos, y el Alma Humana, desde un espacio amoroso, sin juicios, comprendiendo el lenguaje del cielo manifestado acá en la tierra.
En el mismo momento que empecé a estudiar Astrología, también inicié la carrera de Medicina China.
En esa época de mi vida, todavía me pasaba que cuando conocía a alguien y me preguntaba qué hacía, me daba vergüenza decir que estudiaba Astrología y Medicina China, en esa época, (año 2014), te miraban mucho peor de lo que te pueden mirar hoy, casi 13 años después, si decís que estudias Astrología.
En esos próximos años, transité muchos desafíos, de todo tipo. Tampoco sabía si “me iba a poder sostener con la Astrología” si iba a poder vivir de eso. No tenía ni idea de cómo iba a ser mi futuro, lo único que sabía era que cada día me iba a dormir en paz, porque mi Alma estaba siendo escuchada.
Cada vez que conectaba con la Astrología, todas mis luces se encendían, mi vida se llenaba de sentido, me veía posible, me venía información de no sé dónde, pero de repente, había un montón de cosas que sabía, sin saber cómo las sabía.
La astrología fue impregnando mi vida, no era solo “el momento de la clase” donde la tenía en cuenta, fue un lenguaje que se despertó en mis células, que se metió en cada rincón de mi día a día, que se integró en mi mirada, que me recordó mi Alma.
En todos esos años, soñaba día a día, compartir esta herramienta, para ser sincera:
¡quería que todo el mundo conociera la perspectiva astrológica! pero la real, no el horóscopo de las revistas, no la astrología que venden para manipular, y creerse “superiores” por un ratito, no la astrología que gobierna desde el ego, sino la otra, la del alma, la que te despierta, la que te hace volver a vos, la que te devuelve tu poder, la que te acompaña a respetarte en tus ciclos y ritmos, la que te acompaña en todo momento sin juicios, la que te abraza.
Esa es la astrología que quiero enseñar y transmitir!!!!!! Me dije.
Pero aún me faltaba vivir muchas cosas antes de animarme a hacerlo.
En el año 2016 cree una cuenta de Instagram. Se llamaba Mica Astral. Después la cambié por CosMICA, y después llegó ALQUIMICA.
La alquimia traduce lo que siempre sentí de la vida: las sombras son tan valiosas como las luces, el barro es lo que sostiene a la flor de Loto, el plomo de la vida es lo que nos muestra nuestro oro si lo habitamos, comprendemos, e integramos.
La alquimia es para mi, la forma de traducir cuántas veces renací de mis cenizas. Cuánto la muerte me llevó a honrar la vida.
Para mi, todos, todas, somos alquimistas de la vida, solo tenemos que recordarlo. Tenemos muchísimo más poder del que siempre nos hicieron creer.
Tenemos el poder de alquimizar nuestros pensamientos, emociones y nuestra vida completa, si nos animamos a escucharnos!!!!!!! A volver al pulso del alma que nos habita momento a momento.
En Marzo 2020, La pandemia + una separación + que no tenía nada material porque había vendido todos mis muebles y pertenencias para irme a vivir a México + encontrarme en un lugar vacío, sin nada material, sin posibilidad de movimiento, sin trabajo, sin proyectos concretos hacia adelante, lejos de mi familia, transitando un duelo (o todos los de mi vida, porque acababa de cumplir 28 y estaba iniciando mi retorno de Saturno), todo eso me impulsó a animarme a mostrarme, a empezar a compartir-me...
Me encontré una vez más con el corazón roto, sintiéndome muy vacía, teniendo que sacar fuerzas de donde creí que no las tenía. Viendo todo nublado hacia delante.
Desde cero, sin marketing, sin ayuda de nadie, sin nada. Yo estaba vacía, pero también estaba llena de mí. De lo más real de mí, no de los apoyos externos, no de las máscaras. Estaba tan vacía, que también se disolvieron los miedos que me paralizaban hacia años. Hasta ellos hicieron espacio para que apareciera mi SER.
Así, sentada en el piso como ves en la imágen, empecé a armar el primer curso de Astrología.
Con la muerte (pandemia), me di cuenta que desde mis 4 años tuve ese registro. Siempre pensé la vida en presencia de la muerte. Con el paso del tiempo fui entendiendo, y también me lo explicó mi psicóloga, que a los 4 años no hay “consciencia de muerte”, entonces, desde mi perspectiva, mi papá desapareció de un día a otro, y yo no entendía por qué se había ido, donde estaba, me decían que estaba en el cielo, pero yo no lo veía, y aparte YO QUERIA QUE ESTÉ ACÁ. Entonces, explotó una bomba en mi vida a mis 4 años, y yo -naturalmente- no tenía los recursos para digerir esa bomba. Por eso es que la muerte fue tan protagonista en mi vida toda mi vida. Es algo a lo que le tuve pánico (literal), en un momento me daba miedo dormirme, no podía si quiera pensar en la idea de la muerte.
Eso mismo también fue lo que me llevó a vivir como si cada día fuera una obra de arte, con todos sus desafíos y momentos incluídos en el guión.
Ritualizar la vida, conectar con lo sagrado (como el altar que me arme en el piso de ese espacio vacío) fue lo que me salvó y sostuvo en cada momento.
Por ese miedo a la muerte que me terminó llevando a la vida.
Entonces, en este contexto de muerte, destrucción y sensación absoluta de incertidumbre, me animé.
Y así, paso a paso fui construyendo lo que hoy sigue siendo Alquimica.
Y así, en Junio de 2020 di mi primer curso de Astrología. Y desde ese momento nunca frené de dar clases, sesiones, talleres y tanto más.
Me di cuenta que mi trabajo, mi servicio necesitaba una gran regeneración, sobre todo en la formación de Astrología, y así se me ocurrió eliminar todo lo que había hecho hasta el momento, para CREAR ALGO NUEVO. Algo que sea muy mío, mucho más mío que lo que cree en 2020, porque ya soy otra. Algo que esté impregnado de la magia con la que veo la vida, algo que contenga a mi niña interna, y también a la adulta que hoy soy. Algo que sea una síntesis, una integración de mi camino de vida. De mis 33 años habitando esta tierra, en esta vida. De mis 13 años de explorar día a día el lenguaje astrológico. De mis 6 años dando clases todos los días.
Y así nació la nueva formación en astrología alquímica. Con contenido nuevo, con nuevos ejercicios, rituales, hechizos, magia y tanto más. En una nueva plataforma, llamada CIRCLE, que para mi contiene mi percepción y la percepción astrológica de la vida. La vida no es una línea, la vida es círculo final inicio, inicio final, la vida es espiral. Cree un nuevo espacio donde podemos tejer RED, acompañarnos, ser tribu. Donde nuestra Alma sea respetada como prioridad. Donde todo tenga espacio, lo raro, lo loco, lo diferente, y sobre todo, lo auténtico.
Donde quiero acompañar a las almas que sientan el llamado, como yo lo sentí en aquel momento, a RECORDARSE. A recordar su poder, su magia, y el amor que las habita. El amor que TE HABITA.
Donde la astrología se use para abrir portales, para transformarnos, para SER. Y no para generar sentencias limitantes.
Donde la astrología nos acompañe a saborear la vida, a conectarnos con nuestro cuerpo, a respetar nuestros ritmos y necesidades energéticas únicas. Y no a usarla como un lenguaje rígido con reglas estrictas que creó no sé quién.
Donde todo lo que suceda en nuestra vida nos lleve de nuevo a nosotras/os. A nuestro centro. Para saber momento a momento que no somos títeres de la vida. Somos autoras de ella.
Quiero sostener un espacio, donde tu voz tenga espacio, donde no te achiques, ni te juzgues, ni te encojas para encajar.
Quiero nutrir este círculo, esta comunidad, con amor, diversión, compasión, pasión, risas, juegos, simpleza y profundidad. Con Humanidad, y emoción. Un lugar donde todo tenga lugar, donde sepamos que es nuestro el poder de transformar cada plomo de la vida en ORO.
Quiero cuidarnos entre todos, quiero que seamos familia, que nos acompañemos en el viaje de la vida.
A lo que le preocupaba a la Mica de 21 años: ¿podré vivir de la astrología? Será que puedo sostenerme a través de lo que amo?
Lo que te muestro en la foto son mis primeros estudios astrológicos en el año 2013.
La respuesta es sí. Hace 6 años me sostiene el amor por lo que hago, junto a la responsabilidad y al compromiso con mi alma + con cada Alma que pasa por acá. Me sostiene mi pasión, a veces es Domingo o son las 23 pm de un día cualquiera y estoy trabajando, porque para mi las barreras del tiempo y el espacio se disuelven cuando hago lo que amo. También me sostiene la vida, que trajo y traerá todas las almas hermosas y mágicas que habitaron, habitan o habitarán algún espacio de Alquímica. Me sostienen ustedes, cada unx de los y las que confiaron en mí para transitar este viaje, para resonar con algo que comparto, o para aportar su luz, siendo parte. Por eso siempre les digo: GRACIAS POR SER Y ESTAR!
Alquímica somos todos, soy yo, y sos vos, recordando que podés ser alquimista de tu vida. Tu vida es tuya, tuyo es el poder.
Y acá estaré para acompañarme y acompañarte a recordarlo, todas las veces que sean necesarias.
No sé dónde me lleve la vida, pero sí sé que confío absolutamente en ella, en su poder para dar giros inesperados y siempre quedar bien parada.
Me entrego. Donde la vida me lleve, siempre que esté escuchando a mi Alma.
GRACIAS
Y por último, si esta historia resonó con vos… quizás también sea tu momento de recordar tu propia magia. Te invito a conocer la formación en Astrología Alquímica. Tal vez no sea casual que estés leyendo esto ahora...